Francisco Ledesma / Los mitos del Enjambre Estudiantil
Decenas de mitos rondan
en torno al Enjambre Estudiantil Unificado (EEU), algunos surgidos desde el
desconocimiento, la ignorancia, la injuria y hasta la zalamería con las
autoridades universitarias. Pero sin haberse siquiera acercado a entender las
causas de su movimiento y los ideales que los jóvenes han inscrito en la historia
uaemita, pero que han padecido la criminalización de su protesta.
Una de estas mentiras
absolutas transita en decir que no son estudiantes. Es cierto, no muestran sus
credenciales universitarias. Pero en cada receso, se ha logrado observar cómo
los integrantes de este Enjambre platican con sus compañeros de clase, esos que
son consejeros alumnos. En más de una ocasión, han sido reconocidos por sus
docentes, esos que han sido o son parte del gabinete universitario, y han
construido las mesas de diálogo de esta coyuntura.
Los que sí quieren
estudiar ya quieren regresar a clases presenciales, se machaca como una verdad
a medias. Los integrantes del EEU también tienen la exigencia de regresar a
clases, pero hacerlo en espacios dignos, con entornos libres de violencia, una
rendición de cuentas, una gratuidad garantizada, insumos suficientes y una
institución de la que sentirse orgullosos.
No se debe ceder frente
a los caprichos del Enjambre, gritan dolorosamente. Sí, no hay duda, algunas
peticiones del EEU por ahora resultan idealistas. Otras, son peticiones acalladas
por generaciones, con un firme propósito: tener las condiciones más adecuadas
para la enseñanza. Muchas de esas exigencias incluso, venían plasmadas en todas
las promesas de campaña de las candidatas a la rectoría que participaron en la
más reciente elección universitaria.
“Ya sólo son 20 personas
resguardando rectoría”. Es cierto, el movimiento universitario ha mermado su convocatoria.
Lo que también es indudable es que, los alcances que pueda tener esta protesta
estudiantil no beneficiarán a 20 personas, sino a los 90 mil alumnos, y las
generaciones venideras.
Los destrozos a la
Universidad son inaceptables, reclaman. La iconoclasia mostrada por el
Enjambre, fue una forma de visibilizar su protesta. El movimiento que hoy
erupciona al interior de la UAEMex es resultado de carencias, inconformidades y
demandas que afectan a toda la comunidad universitaria. Quienes reclaman hoy
respeto por un muro pintarrajeado o una ventana rota, prefieren la apatía cuando
se trata de hablar de la Estafa Maestra, o de docentes con denuncias de acoso,
u otros que no tienen capacidad para dar clases, pero responden a favores
personalísimos para estar en un aula.
La rectora no debiera
sentarse con “encapuchados”. El clasismo de esta frase los desnuda de cuerpo
entero. Es la misma prensa que describía a ejidatarios de San Salvador Atenco
como “macheteros”. No entienden de movimientos sociales. Lo que natura non da,
Salamanca non presta. Frente a la injuria, es mejor ocultar su rostro y
proteger su identidad. Afortunadamente, el diálogo está abierto. El Enjambre
tiene capacidad para sobreponerse a la criminalización y mantener firmeza en
sus ideales, sus causas y sus demandas.
“Hay intereses oscuros
detrás de la protesta universitaria”. Es posible, siempre hay quien se pretende
aprovechar de las causas más justas. También es muy viable que desde el poder
se trate de manchar adversarios. Sin embargo, tratar de reducir las peticiones
estudiantiles a una componenda política, es renunciar a un ejercicio de
autocrítica sobre una institución que tiene mucho por mejorar, por perfeccionar
y por transformar. La coyuntura es ahora o nunca. Que los casi cuatro meses de
paro valgan la pena.
La tenebra
A pesar de la entrega de
instalaciones de algunas Facultades prevista para este fin de semana, no
existen condiciones para regresar a la presencialidad en Ciudad Universitaria.
Se requiere más diálogo, más voluntad y la liberación de todos los espacios
académicos.