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El Manual de Maquiavelo 20-06-2025

Francisco Ledesma / La legitimidad en construcción

El pasado fin de semana, habría cumplido un mes en funciones la primera rectora de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMex), cuya elección se mantiene suspendida en razón del paro estudiantil que derivó en la cancelación de las fases de la auscultación cuantitativa y la elección de la rectoría uaemita.

 

A la distancia, el proceso electivo sigue vigente y en pausa, pero con cambios sustanciales en la forma de designar a la rectora universitaria. Su ungimiento será histórico, no sólo por tratarse de la primera mujer en encabezar a la UAEMex, sino por la forma de participación de los sectores universitarios, que apuestan a otorgarle una mayor legitimidad a sus autoridades.

 

En principio, será la comunidad universitaria en su conjunto quien elija a la persona titular de la rectoría. Ya no será ésta, una facultad exclusiva, discrecional y secreta de los integrantes del Consejo Universitario, quienes en gran medida -principalmente del Colegio de Directores- responden a intereses y componendas políticas e institucionales con el exrector Carlos Barrera Díaz.

 

Los erendiristas han sido despojados de su voto, como medida de control político, para favorecer o castigar a cualquiera de las aspirantes en competencia. Por el contrario, el Consejo Universitario, designará a la persona titular de la rectoría, con base en la votación de la fase cuantitativa, con la participación de los sectores de la comunidad universitaria en cada espacio académico.

 

La discusión abierta se concentra en la ponderación del sufragio: uno para los docentes, uno para los administrativos y uno para los estudiantes -de acuerdo a la propuesta oficial-; o dos votos para los estudiantes, conforme a la alternativa puesta en la mesa de discusión por el Enjambre Estudiantil Unificado.

 

Sea cual sea el resultado, hay conclusiones afectivas y efectivas que deben favorecer el voto libre, secreto y vinculante de la comunidad. Los docentes, como nunca antes, tendrán certeza de que su voto será tomado en cuenta en la elección de la rectoría; los administrativos tendrán un peso específico en el proceso electivo, situación que anteriormente se reducía a su líder sindical; y los estudiantes, abogan por tener el 50 por ciento del peso electoral definitivo.

 

La legitimidad de la elección en curso será irrebatible. Porque, de forma inédita, enfrentaron una competencia que no se limitó a candidaturas únicas, como se caracterizó a los procesos internos uaemitas. Porque ya no será una mera decisión discrecional de un órgano colegiado, sino se contará el voto por sectores de los órganos académicos. Porque de forma histórica serán tomados en cuenta los Centros Universitarios, las Unidades Académicas Profesionales y la Escuela de Artes, hasta ahora sin representación efectiva en el Consejo Universitario.

 

Y más importante aún, porque este modelo de votación surge del consenso de consejeros universitarios, de estudiantes inconformes con la verticalidad del proceso, de una deliberación por construir una votación transparente, y porque elimina de tajo la inequidad con la que inició la sucesión del rectorado.

 

A casi dos meses de haberse declarado el paro estudiantil, hay avances democráticos que no pueden soslayarse, pero que no son ninguna concesión del grupo en el poder; se trata de victorias de una comunidad inconforme, que debe asumir su responsabilidad histórica. Tampoco se trata de empoderarse con arrogancia, bajo demandas inalcanzables o negociaciones inagotables.

 

Es momento de abrir escenarios de solución, de levantamiento del paro, de alcanzar logros estructurales y presupuestales muy necesarios para el fortalecimiento institucional y educativo de la UAEMex.

 

Porque carencias hay demasiadas, insuficiencias históricas que nunca pasaron el ácido de la autocrítica, pero que no se podrán solucionar por mera voluntad política, ni en otro par de mesas de negociación. Se requerirá de largo tiempo, abundante presupuesto y absoluta transparencia en el ejercicio institucional y el gasto público.

 

Por ahora, los pasos dados, son agigantados a favor de la democracia y la legitimidad.

 

 

La tenebra

Si el Consejo Universitario es el máximo órgano de gobierno y de decisión, y desde aquí se ha votado por la continuidad del proceso electivo, es necesario abrir escenarios para retomar, transparentar y concluir la elección.