La maestra y sus componendas
Por: Francisco Ledesma
Hace 22 años, Elba Esther Gordillo asumía la dirigencia del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, tras la defenestración de Carlos Jonguitud Barrios como parte del proceso de legitimación del mandato de Carlos Salinas de Gortari. Hoy, la maestra se ha convertido en un factor de decisión, en un abismo de poder, alguien con quien se negocia, y con quien políticamente se crece o se muere. Y que cínicamente declara lo ya sabido, pero que no por ello se vuelve legal, o se pueda legitimar su actuación política.
En su andar ya cuenta con su propio partido político. En una especie de confesionario, puso de manifiesto la negociación hecha con Felipe Calderón para arribar al poder. Y a partir de ahora, hace valoraciones personales para conocer quién será su candidato presidencial; sabedora de que las encuestas no lo son todo, sólo ha dado pequeñas muestras de sus amistades, y sus animadversiones para la elección presidencial de 2012.
En su trayectoria política, se destacan tres aspirantes que no están en sus afectos presidenciales: Manlio Fabio Beltrones, el coordinador senatorial del PRI, fue factor fundamental para que Gordillo dejara la coordinación del PRI en la Cámara de Diputados en 2004. Lo que la maestra considera como una traición de Roberto Madrazo, y su séquito, parece cobrará la factura hacia el ex gobernador sonorense. La maestra, dicen quienes la conocen, no perdona.
Con la panista Josefina Vázquez Mota mantiene una soterrada enemistad. Nunca hubo un buen trato entre Gordillo y su sindicato con Vázquez Mota, cuando ésta era titular de la Secretaría de Educación. En público y en privado, Elba Esther manifiesta su repudio hacia la diputada panista, a quien no apoyaría por ningún motivo en sus aspiraciones presidenciales. El lastre de esa ríspida relación, parece ser el principal obstáculo para la ex titular de Sedesol.
El aspirante perredista Andrés Manuel López Obrador también está en la lista negra de la maestra. En 2006, tras la postulación de Roberto Madrazo, la líder magisterial buscó acomodo con los otros candidatos presidenciales. Al tabasqueño, le concedió el beneficio de la duda, pretendió acordar y negociar acciones electorales; situación que el ex líder del PRD rechazó. Por el contrario, López Obrador comenzó una arremetida contra la opacidad y clientelismo de su sindicato; Elba Esther dio el cambio de timón, se fue con Calderón y salió ganando.
En contraparte, Elba Esther Gordillo cuenta con afectos hacia otros candidatos presidenciales. Con perfiles más acomodaticios, pragmáticos y menos doctrinarios como corresponden las figuras de Beltrones, Vázquez Mota y López Obrador. La maestra tiene pues, otras velitas encendidas para 2012. Ahí están Enrique Peña Nieto, Marcelo Ebrard y Alonso Lujambio.
Elba Esther Gordillo tiene su origen magisterial en el Estado de México. En los tiempos de Alfredo del Mazo Maza se ubica su ascenso en la carrera sindical. Y en 2005, cuando Roberto Madrazo se aferraba a la candidatura presidencial priísta; la maestra apoya decididamente las aspiraciones del entonces gobernador Arturo Montiel. Siempre cercana a la entidad mexiquense, hoy Elba mantiene una alianza de facto con el gobernador Enrique Peña Nieto.
El PANAL compartió una coalición electoral 2009, que le permitió alcanzar seis curules, una de ellas de mayoría relativa. La fórmula se repitió en 2011, para respaldar la candidatura de Eruviel Ávila. Aunque de inicio, la maestra manifestó sus afectos por Alfredo del Mazo Maza, en la recta final se decidió por Eruviel, el delfín político de Arturo Montiel, a quien apoyó en 2005.
Hacia Peña Nieto, Elba Esther le cuestiona un par de aspectos: Su cercanía con el ex gobernador Emilio Chuayffet, artífice de su defenestración en San Lázaro en 2004. Y su oposición a la reforma política que permite las candidaturas ciudadanas, y que le cierra la puerta a la postulación de Jorge G. Castañeda, una de las figuras políticas más cercanas a Gordillo.
Sobre Marcelo Ebrard sus vínculos son robustos a través de Manuel Camacho Solís. En su ascenso al poder del SNTE, el respaldo de Manuel Camacho hacia Elba Esther, fue fundamental para que el entonces presidente Carlos Salinas le diera cabida a la salida de Jonguitud Barrios. Los vínculos políticos nunca se perdieron. A Elba Esther y Manuel Camacho los caracteriza el pragmatismo, su “camaleonismo” político y su vigencia en el poder a lo largo de las últimas tres décadas. La maestra reconoce en Marcelo el hijo político de Camacho Solís.
El único recelo de Elba Esther hacia con Ebrard es su cercanía con López Obrador, pero sabe que sólo es parte de ese pragmatismo. Nada que preocupar. Gordillo y su PANAL podrían ajustarse al mejor postor.
Con el panista Alonso Lujambio, los vínculos de la maestra son recientes, vinculantes a una relación entre la Secretaría de la Educación Pública y el SNTE. La relación entre Elba Esther y Lujambio son de beneficio mutuo, y se avizora de largo plazo. La maestra lleva 12 años trabajando de la mano con el panismo, incluso con mayor rentabilidad que cuando ascendió al poder sindical en el priato. Otro sexenio panista para ella no está oculto, ni descartado.
Como antecedente, no sería el primer secretario de Educación que pacta con Elba Esther un proyecto sucesorio presidencial. Antes, Ernesto Zedillo, logró la aceptación de Gordillo cuando fue titular de la SEP con Salinas, y a la postre Presidente de la República en 1994. A veces la historia es cíclica.
La tenebra
Mónica Arriola, hija de Gordillo, es desde ayer secretaria general del PANAL. Es también la coordinadora general de la campaña de Eruviel Ávila por el partido de Elba Esther. Será la gran negociadora, y posible beneficiaria del proceso sucesorio de 2012.