loader-image
Toluca, MX
5:48 am,
temperature icon
lluvia ligera
Hora Estándar Central

El Manual de Maquiavelo 18-07-2025

Francisco Ledesma / La elección, la punta del Iceberg

El paro estudiantil está a punto de levantarse, pero no por exceso de soluciones ni por voluntad política de quienes lo generaron. En los hechos, con la acelerada y forzada elección de su rectora, las autoridades universitarias han construido un escenario encaminado a dar un portazo en la rectoría para recuperar sus instalaciones y otros espacios escolares, con el propósito de normalizar actividades en coincidencia con el nuevo ingreso del semestre 2025B.

 

A Isidro Rogel le urgía terminar con su interinato e hizo todo lo posible a su alcance para entregar la estafeta antes de salir de vacaciones veraniegas. Hoy, el paro estudiantil está altamente desgastado en tiempo, mermado en presencia y sigue siendo criminalizado para deslegitimar sus causas por clamor popular.

 

La comunidad que hoy celebra tener rectora por voto universal, pierde de vista que esa libertad de elegir fue producto de un movimiento estudiantil que no se doblegó frente a presiones institucionales, pero que, en esencia, reponer el proceso electivo era un medio, y no la finalidad última de su protesta.

 

La elección del martes pasado -reconocido por Patricia Zarza- deja una democracia perfectible, donde prevalece la tentación de directivos y líderes sindicales por tirar línea para hacer valer su autoridad. Las “casillas zapato” de espacios académicos, principalmente en el sector administrativo, dejan para la reflexión el libre albedrío de los votantes universitarios.

 

Pero la democratización institucional, es quizá apenas la punta del Iceberg, ante diversas carencias estructurales, limitaciones humanas e insuficiencias presupuestales, que derivan en una Universidad que no cumple con las expectativas de su alumnado, de su claustro docente y de su personal administrativo, muy a pesar de los rankings que año con año presume el rector en turno, cada 3 de marzo con ocasión de sus informes de actividades.

 

El diálogo que pueda abrirse con el Enjambre Estudiantil, reclama la necesidad de extenderse hacia los otros sectores de la comunidad, frente a esas voces que se alzaron en las comparecencias de la campaña electoral. Y asumir que la apertura universitaria, podría comenzar por abrir las puertas de rectoría que se cerraron como cárcel de máxima seguridad durante el barrerismo.

 

La nueva etapa, de la que se habla en la Universidad, no va a ser producto de una sola persona; sería inadmisible e inalcanzable que tengamos una institución renovada por mera voluntad de la nueva rectora. Se requiere talento, capacidad, tolerancia, pluralidad y un verdadero clivaje con quienes se han enquistado en el ejercicio del poder de la UAEMex: secretarios y directores que se reciclan o heredan cargos; premiar la meritocracia por encima de las componendas.

 

La austeridad es un buen síntoma en el nuevo rectorado, pero ésta debe acompañarse de transparencia y rendición de cuentas. La opacidad da lugar a la suspicacia. La apertura a un diálogo público resulta indispensable. La comunicación digital debe explorar nuevas formas de interactuar con la audiencia estudiantil, por encima de la cuadratura de comunicados escuetos.

 

El parteaguas, de ser posible, será producto del Enjambre Estudiantil. Si comienza esa nueva etapa, es en gran medida a su lucha. Hoy, quienes celebran el voto universal deben reconocer el esfuerzo del alumnado. Hoy, quienes festejan el triunfo de las urnas, deben asumir que, sin el paro de labores, muy probablemente estaríamos ya cumpliendo un erendirismo camino al abismo.

 

Hay dos enseñanzas que ha dejado la primavera uaemita estudiantil. La Universidad requiere de una comunidad más propositiva, proactiva y deliberativa; pero para ello, se exige de un rectorado que no transite desde las nubes del poder, y que reconozca y asuma la horizontalidad para su toma de decisiones, y un trabajo territorial para entender las necesidades de la institución.

 

La tenebra

¿Y si cuando despertemos… el dinosaurio universitario sigue ahí?