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El Manual de Maquiavelo 15-08-2025

Francisco Ledesma / El cambio de régimen en la Codhem

La semana entrante, concluye el periodo de gestión de Myrna García Morón al frente de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de México, lo que simboliza un aliento de esperanza para que dicha institución -y ahora bajo un régimen de izquierda y supuesta vocación humanista-, dentro del corto plazo recobre su autonomía y su naturaleza de protección y defensa de las garantías individuales de los grupos más vulnerables frente a los abusos de poder.

 

Durante los últimos años, la Codhem se convirtió en un apéndice del gobernador en turno, como si se tratase de una dependencia más de su gabinete legal y ampliado. De facto, se erigió en una institución cómplice de componendas políticas, sujeta al culto a la personalidad de quienes la presidían. El aparato institucional y presupuestal puesto al servicio de sus titulares por cuatro años.

 

La Codhem tiene como esencia la defensa de los derechos humanos frente al poder autoritario. Así emergió desde la década de los noventa, ajena a intereses partidistas, como un reclamo social para construir un nuevo contrapeso institucional frente a los gobernantes que se sentían omnipotentes.

 

Las Recomendaciones emitidas por la Codhem se convirtieron en un instrumento que exhibía los excesos y los abusos de autoridad; pero además, construía una ruta de cumplimiento para mejorar los procesos de atención o de ejecución por parte de las autoridades estatales y municipales. La observancia permanente de la Codhem se posibilitaba mediante una apertura a la ciudadanía, y una constante vigilancia a los actos de autoridad para evitar o prevenir injusticias.

 

De manera complaciente, Jorge Olvera y Myrna García encontraron el instrumento de emitir Recomendaciones Generales, dirigidas al aire, sin atender expedientes específicos, evitar el costo político a las autoridades locales y congraciarse con la clase gobernante a la que asumían le debían su encargo.

 

Myrna García fortaleció su oficina, como una agencia de relaciones públicas en la que siempre mostró una esencia partidista y clasista, para privilegiar su posición dentro de la clase gobernante de la que forma parte desde hace quince años en que se ha convertido en “todóloga”. Desde especialista en temas de acceso a la información hasta la defensora de los derechos humanos.

 

Para justificar la pasividad de la institución, se escudó en la Ley de Amnistía como si esta fuese la única injusticia que padecen los mexiquenses. Porque la liberación de personas injustamente presas le daba un mayor impacto mediático y un álbum fotográfico abundante para su egoteca que ya empaca en su salida.

 

Emitir Recomendaciones no era políticamente correcto para su andar, por lo que prefirió el aplauso y el reflector de formas sencillas. Aún así, midiendo su capacidad de gestión en amnistías conseguidas, la institución parece muy costosa presupuestal y políticamente. Quizá por eso los planes de austeridad.

 

Desde lo profesional, no recibió los votos necesarios para convertirse en magistrada en la pasada elección judicial; ni tampoco el consenso político necesario para encontrar acomodo en la reelección de su encargo como presidenta de la Codhem. Y eso, puede tomarse como el mejor logro para los mexiquenses, ante la oportunidad de reencontrar el camino en la institución.

 

También permea la desconfianza de que el régimen morenista apueste por un perfil desde la connivencia, en el que prevalezca la instrumentalización de un “elefante blanco” que no vulnere a la autoridad por conveniencia o complacencia. Sin embargo, el humanismo y la sensibilidad que tanto se pregona desde Palacio de Gobierno, hace pensar que existen condiciones por un perfil, al menos, sin tanta frivolidad en su actuación y sin tantas barreras en el edificio.

 

La tenebra

Al igual que en la UAEMex, la nueva presidencia de la Codhem se resolverá a destiempo. La no reelección de Myrna García evitó el colapso institucional, porque hubiera sido la Eréndira de la Codhem.