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El Manual de Maquiavelo

El ciclo de poder

 

Por: Francisco Ledesma

 

El cambio de gobierno en el Estado de México está próximo. Y aunque el PRI retuvo la gubernatura, con lo que sumará 88 años al frente de la entidad más poblada del país, cierto es que experimentará una transición histórica, por un lado por la asunción al poder de Eruviel Ávila –y con él la clase política del Valle de México-, pero además para apuntalar el proyecto del actual mandatario Enrique Peña Nieto en busca de la candidatura presidencial.

 

Hace seis años, cuando Enrique Peña Nieto asumía la gubernatura mexiquense, retuvo en su gabinete algunas posiciones de su antecesor Arturo Montiel. Entre los espacios que heredó y mantuvo, estaban Alfonso Navarrete Prida, como procurador de justicia; Laura Barrera, secretaria de Turismo; Fernando Maldonado, secretario del Transporte; Benjamín Fournier, secretario del Agua y Eduardo Segovia, contralor estatal.

 

Se planteaba entonces, tal como ahora de una transición que tenía en el horizonte la candidatura de Arturo Montiel, como un priísta que podía recuperar la Presidencia de la República para el partido hegemónico. Que en su momento se había impuesto como precandidato del famoso TUCOM –Todos Unidos Contra Madrazo-, que integraban en paralelo los ex gobernadores de Tamaulipas, Tomás Yarrington; de Hidalgo, Manuel Ángel Núñez Soto; de Coahuila, Enrique Martínez y Martínez, y del coordinador senatorial del priísmo Enrique Jackson.

 

Al final, el escándalo patrimonial tumbó la aspiración de un solo golpe. Y con ello, Enrique Peña fue marcando las distancias y la conducción de su propio grupo político. Navarrete buscó una diputación plurinominal en 2006 con resultados fallidos. Fournier se despidió de su cargo, cuando David Korenfeld perdió una diputación local y fue premiado como secretario. Maldonado permaneció en el cargo hasta 2009, y hoy continúa en el gabinete como secretario del Trabajo. Barrera, dejó Turismo en 2007 para dar paso a Alfredo del Mazo, pero no se alejó del presupuesto, y es hasta ahora directora del DIF.

 

En el lapso del tiempo, parece que los ex gobernadores influyentes de ayer –en alusión a sus estados de origen-, no se han distanciado de su anhelo por arrebatarle la candidatura a la denominada nomenklatura priísta, esa que representó Salinas, Zedillo, Labastida, Madrazo y que hoy parece identificarse con Manlio Fabio Beltrones, coordinador senatorial priísta, cuyo cargo lo ha catapultado a la candidatura presidencial de 2012, como ocurría con Jackson hace un sexenio.

 

Hoy como ayer, el Estado de México tiene –según lo parece- el antídoto para ir contra ese viejo PRI, enfundado en la imagen de Enrique Peña Nieto –aunque en los hechos, en los actos y los discursos se refleje con signos jurásicos que lo hacen pertenecer al priísmo de toda la vida, de toda la historia, de todo el tiempo-. Pero el mexiquense, como Montiel lo pensó, se siente con los méritos para hacerse de la candidatura priísta. Las encuestas lo favorecen, y parece que los factores formales y fácticos están alineados en su beneficio.

 

En revisión a los estados que ayer influyeron para combatir a Roberto Madrazo,  refleja que las alianzas políticas de hace seis años están vigentes. En 2005, Hidalgo (Manuel Ángel Núñez Soto); Coahuila (Enrique Martínez y Martínez) y Tamaulipas (Tomás Yarrington) se sumaron al proyecto presidencial del Atlacomulco Power, que hace seis años lideraba Arturo Montiel.

 

Hoy, el hidalguense Miguel Ángel Osorio Chong, es un alfil del peñismo que recorre todo el país en el convencimiento de gobernadores que se quieran sumar al proyecto presidencial del atlacomulquense. En la recién campaña electoral de Eruviel Ávila por la gubernatura mexiquense, Osorio fue delegado del CEN en la entidad, por órdenes de Peña Nieto.

 

Mientras que el coahuilense Humberto Moreira se convirtió por espaldarazo de Peña Nieto en el dirigente nacional del PRI. El origen magisterial de Moreira, le permite rescatar vínculos del priísmo con la toda poderosa Elba Esther Gordillo, la misma que alentó a Montiel para hacerse de la candidatura priísta, y lanzó su campaña: ¿Tú le crees a Madrazo? Yo tampoco. Hoy su principal obstáculo para regresar al partido que la vio nacer es Beltrones, y sus aliados políticos.

 

Por último, el tamaulipeco Eugenio Hernández Flores, también está en el barco del peñismo. Hoy se desempeña como secretario técnico del Consejo Político Nacional del PRI, cuyo órgano partidista está en proceso de renovación y será clave para definir el mecanismo de selección de candidato. El “Geño” junto con los otros ex mandatarios, ven en Peña Nieto un mecanismo de acceder al poder presidencial, de que el priísmo regrese a Los Pinos, y que muchos ex gobernadores que están en la mirilla judicial consigan impunidad.

 

En ese ciclo del poder, los sucesores de Núñez Soto, Enrique Martínez y Tomás Yarrington están encaminados a fortalecer al heredero de Arturo Montiel. Enfrente tienen al coordinador de la campaña presidencial de Roberto Madrazo, y a la postre coordinador senatorial del PRI, Manlio Fabio Beltrones. La moneda está en el aire, pero hay un tercer factor a considerar; el panismo y su control judicial que pudiera decantar la balanza a favor o en contra.

 

La tenebra

 

En el ciclo del poder, Manuel Cadena fue el coordinador de la precampaña fallida montielista, pero el cetemista había sido hasta antes de Eruviel el mexiquense más votado. Si Luis Miranda fuese el coordinador de la precampaña de Enrique Peña llegaría con la afrenta de no haber ganado elección alguna, y haber sucumbido dolorosamente en los comicios de 2006, en Toluca.

 

 

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