Francisco Ledesma / El epicentro electoral
El epicentro de la elección de gobernador del Estado de México que tiene como culminación el 2023, se ha comenzado a trazar en tres sedes diferentes, en lo que podría ser el mayor clivaje político de la entidad más poblada del país, en lo que se anticipa como una contienda de solamente dos candidatos aliancistas.
En la primera trinchera, con el complejo desafío de conservar el poder político para el priísmo estatal, con un grado de fortuna se recuperó Atlacomulco como bastión simbólico. Enseguida, con el concurso de los exgobernadores activos, ya se buscan concitar intereses de los diversos grupos locales que construyan unidad.
Aunque lejos en los tiempos políticos, el PRI buscará dentro de 24 meses conservar su poder con tres objetivos: reivindicar al priísmo local como el más consistente del país; favorecer los intereses de grupos políticos, sociales y económicos que aquí confluyen y dar viabilidad al proyecto personal del gobernador en turno, pues un triunfo electoral garantiza su prevalencia como factor de incidencia en la política nacional y estatal.
En la zona opositora, como si de un terreno de guerra se tratara, al oriente de la entidad se erige Texcoco como el grupo político de mayor ascendencia al interior de Morena, quien alinea en sus filas a los liderazgos más visibles hacia la contienda electoral: dos excandidatos a gobernadores que podrían enrolarse a la revancha política, como lo son Higinio Martínez y Delfina Gómez; y como un tercer aspirante de robustas relaciones políticas, Horacio Duarte, aunque los tres pertenecientes al mismo origen geográfico.
Desde ahora, el Grupo de Acción Política busca atribuirse los triunfos electorales de mayor trascendencia en el ámbito político mexiquense de los comicios del 6 de junio; además de hacerse de las posiciones de privilegio en la toma de decisiones al interior de Morena, como son la coordinación de la bancada morenista en la legislatura estatal y la dirección partidista en la entidad.
En suma, con sus posiciones dentro y fuera del gabinete lopezobradorista, se trata de robustecer la condición inequívoca de que el GAP es el círculo de mayor cercanía con el presidente López Obrador, y por tanto, el único capaz de hacerle frente al priísmo local en la elección de gobernador entrante.
En el fondo, desde Huixquilucan, el panismo encabezado por Enrique Vargas parece convertirse en el factor determinante en las elecciones por delante. Con sus victorias en Naucalpan, Cuautitlán Izcalli y Atizapán de Zaragoza impulsa la idea de que la población gobernada por Acción Nacional es suficientemente representativa para incidir en la definición de candidaturas que pudieran ser impulsadas por alianzas electorales futuras.
El panismo asume que requiere de la estrategia electoral recién experimentada, y aunque no cuenta con el capital político para imponer a un candidato propio, tendría en consideración un amplio plano de negociación sobre posiciones en el gobierno estatal con el objetivo de cerrarle el paso a Morena hacia 2024.
Entre el dominio priísta asentado en la región norte y sur del estado; y la hegemonía morenista representada en la zona oriente de la entidad, no parece casualidad que el panismo se imponga con pinceladas de sus gobiernos locales en el poniente mexiquense. En esa premisa, Atlacomulco, Texcoco y Naucalpan marcan el epicentro electoral del año 2023.
Los tiempos electorales podrían resonar por adelantado, y las figuras que aspiran a suceder a Alfredo Del Mazo tendrán cada vez una mayor notoriedad, muy a pesar de que, por ahora, las prioridades deberían ser los gobiernos municipales y la legislatura estatal que recientemente se acaba de elegir.
Y en paralelo, dejar que el gobernador Del Mazo pueda culminar su sexenio sin las distracciones de la sucesión.
La tenebra
Las elecciones se ganan en los municipios. Y desde ahora ya se puede anticipar una contienda muy competida.