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El Manual de Maquiavelo 01-08-2025

Francisco Ledesma / La búsqueda de un legado

El paro estudiantil que prevalece en la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMex) ha tenido logros institucionales inimaginables hasta hace algunos meses, particularmente en el marco estatutario para elegir abiertamente con la participación amplia de la comunidad a sus autoridades universitarias, pero ese parece un legado de corta visión para un movimiento que pretende trascender en la mejora educativa de las futuras generaciones.

 

El diálogo entre la rectora Patricia Zarza y el Enjambre Estudiantil es el medio y no el fin. El entendimiento entre ambas partes, puede marcar un entramado de mejores condiciones para la educación superior de las juventudes futuras, o bien, la simulación de los bandos, puede ser el camino al despeñadero, de un movimiento meramente anecdótico que, lo único que evitó, fue una imposición.

 

La suspensión de labores podría concluir en un par de semanas, con la entrega de las instalaciones educativas y el regreso a clases presenciales, pero eso no implicará que el Enjambre Estudiantil deba desaparecer del espectro universitario, porque su presencia busca trazar una ruta clara sobre las exigencias más apremiantes, lo que ahorrará al rectorado de Patricia Zarza un largo recorrido que, obligadamente iba a realizar con o sin paro, para construir en los primeros cien días de su gestión el diagnóstico necesario y la definición de su Plan Rector de Desarrollo Institucional para el periodo 2025 – 2029.

 

Hay un denominador común entre las exigencias del Enjambre Estudiantil Unificado y las promesas de la campaña universitaria marcadas por Patricia Zarza, bajo el entendimiento de que la UAEMex no puede permanecer en la condición institucional, administrativa y académica de los últimos años.

 

Los rectores uaemitas prefirieron durante largo tiempo, administrar la inercia, antes que buscar una transformación institucional que vaya en contra de viejos vicios, la ruptura de componendas políticas y una autocrítica que permita asumir que la UAEMex no es esa de los grandes rankings que año con año se presume en los informes anuales, convertidos en el culto a la personalidad.

 

Hoy, el rectorado de Patricia Zarza tiene ante sí, una oportunidad para reconocer que, la toma de decisiones no puede cerrarse a la unilateralidad del Consejo Universitario -acostumbrado a la obediencia de su jefe político-, y transitar al reconocimiento de visiones, opiniones y posturas diferentes, concentradas en otros sectores de la comunidad universitaria, o incluso, en los planes y programas de quienes también compitieron por la rectoría, recientemente.

 

Renunciar al boato y apostarle a la horizontalidad de la Universidad. Esa que en la pasada elección otorgó un voto ponderado a estudiantes, docentes y administrativos, pero cuya presencia en la toma de decisiones no puede reducirse a una mera cuestión electoral -o electorera-, y que transite hacia un presupuesto participativo, o una mayor interlocución con la comunidad para atender el rediseño de planes de estudio, la formación del claustro docente, entre otras acciones que incluyan a quienes padecen las fallas estructurales.

 

Asumir posiciones de poder, en cualquier institución pública o privada, implica convivir en una burbuja de simulación alimentada por quienes se convierten en el círculo cercano del jefe en turno. Se pierde el piso y la visión terrenal.

 

El Enjambre Estudiantil ha posibilitado que esa burbuja se rompa, y ha delineado el camino de un clivaje para que la Universidad se reivindique como la Máxima Casa de Estudios, pero a partir de la calidad de su educación, la pertinencia de sus planes de estudio, la preparación e idoneidad de sus docentes, y no sólo por un membrete simbólico o por ser la que mayor presupuesto ejerce en la entidad.

 

La tenebra

El sur siempre parece olvidado, por el Estado, por la Seguridad y también por la Universidad.