Su partido enciende, pero ella no prende
Por Israel Dávila
¿Qué gana el PAN con la guerra sucia o la campaña de contraste, si su candidata a la presidencia nada más no puede levantar en vuelo?.
El conjunto de las encuestas que se levantan en México la ubican en un lejano segundo lugar a 20 puntos del puntero, y sólo una, la de María de las Heras, la pone a diez puntos de Peña Nieto, cuando faltan sólo 73 días de contienda.
Subir en las preferencias electorales luce más que complicado. Las tendencias poco se han alterado desde el inicio de las campañas. Tal vez la apuesta es reducir la preferencia del puntero para así cerrar la contienda hacia el final de la misma.
La estrategia de choque emprendida por el PAN en contra de Peña Nieto está borrando a la abanderada panista. En el ánimo de mantenerla ajena a la guerra sucia los de su partido la han opacado. En las últimas dos semanas ha sido frecuente ver o escuchar en medios al dirigente panista, Gustavo Madero o su coordinador de campaña, Roberto Gil.
Los espacios para Vázquez Mota son menores a los que obtiene su partido a través de señalamientos escandalosos contra Peña Nieto, a quien han puesto en el centro del debate.
Mediáticamente Josefina no es nada atractiva. Sus apariciones en prensa son más reactivas que proactivas. No ha sido capaz de fijar por sí misma algún tema en la agenda electoral, que no sean sus errores o pifias constantes. Ya en dos ocasiones en menos de 15 días, se pronunció involuntariamente por “fortalecer el lavado de dinero”.
Ahora sumó a su equipo a un asesor chileno, quien le ha recomendado retomar la bandera de género, para reencausar su campaña que no ha levantado.
Josefina se ha hecho chiquita y cada día le queda menos tiempo para demostrar que puede ser, como asegura ella, una presidenta con muchos pantalones.