El rito de compartir el poder
Por: Israel Dávila
Esta semana, la previa a asumir el cargo de gobernador el próximo 15 de septiembre, Eruviel Ávila Villegas, tendrá que terminar de integrar la lista de personas que integrarán su gabinete. Esa es nada menos que la primera actividad donde demostrará el ejercicio de poder que le da haber sido electo mandatario de la entidad.
Pero Eruviel llegará a la gubernatura del estado no con todo el poder que hubiera querido. Llegará bajo la sombra de un mandatario extremadamente popular, y con decenas de compromisos que cumplir con los grupos políticos que lo llevaron al poder.
Bajo este escenario, Eruviel tendrá que conformar su primer equipo de trabajo. Sabe que varios espacios están reservados para pagar favores o cubrir cuotas con los grupos de poder en la entidad.
Y el primer favor que tendrá pagar será con quien lo hizo candidato y a quien prácticamente le debe el cargo. Se trata del gobernador saliente Enrique Peña Nieto, quien tendrá preferencia a la hora de “sugerirle” a miembros del gabinete.
Para nadie es un secreto que una vez entregado, de manera formal, el poder político del estado, Peña Nieto querrá mantener el poder económico, que le permitiría el flujo de recursos a su campaña por la presidencia de la república, por lo que la secretaría de Finanzas estará reservada para un hombre de todas las confianzas del virtual precandidato presidencial. Muy posiblemente Peña tendrá espacio en una secretaría más de no muy alto perfil.
Arturo Montiel, a quien Eruviel le debe gran parte de su carrera política, también habrá de sugerir la titularidad de dos o hasta tres secretarías como Desarrollo Agropecuario, Desarrollo Económico o Desarrollo Urbano. El compromiso con quien le dio su primera oportunidad de brillar a nivel estatal, no puede ser menor.
Lo mismo abrirá espacios para que alguna secretaría la ocupe algún personaje cercano al ex gobernador Emilio Chuayffet, otra a un incondicional de Alfredo del Mazo y una más para César Camacho. Alfredo Baranda, se conformará con que sus empresas sigan siendo proveedoras de la administración estatal e Ignacio Pichardo con que a su hijo del mismo nombre le sigan dando espacios en los puestos de elección popular.
De manera natural también deberá reservar dos o tres espacios para el grupo político del Valle de México que lo respaldo en su afán por obtener la candidatura. Para ellos, podrían estar reservadas la del Transporte, la de Salud, Turismo y hasta la presidencia del partido.
De paso, dará cabida a los partidos aliados como el Verde y Nueva Alianza para que encabecen la Secretarías del Medio Ambiente y Educación. El propio Eruviel se comprometió integrar a todos en el gobierno mexiquense.
De tal forma que los espacios de poder para Eruviel serán reducidos pero fundamentales. Obviamente de su círculo cercano saldrá el secretario particular del gobernador y el secretario general de gobierno, piezas fundamentales para mantener la gobernabilidad del estado. Serán nada menos que sus interlocutores hacia adentro y hacia afuera de la propia administración.
La secretaría de la Contraloría también quedará bajo su tutela, porque desde ahí podrá vigilar y estar al tanto de expedientes por responsabilidades de servidores y ex servidores públicos. Desde ahí podrá cubrir o presionar a sus aliados o adversarios internos.
Por la crisis de violencia que se vive en la entidad, no sería raro que Eruviel designará a uno de sus incondicionales como procurador o bien como titular de la nueva secretaría de Seguridad Pública.
Eruviel llegará a la gubernatura sin otra opción que compartir el poder. Así lo hará prácticamente durante el primer año de su mandato hasta que haya pasado la jornada electoral del 2012.
Del resultado de esa elección, dependerá que Eruviel pueda tomar, por fin, todas las riendas del estado de México. Esas elecciones marcarán el rumbo que tomará la administración del primer titular del Ejecutivo no originario de Atlacomulco y Toluca en los últimos 60 años.