Redacción
Este miércoles concluirán las campañas electorales por la gubernatura mexiquense, tras 45 días de proselitismo donde los candidatos Eruviel Ávila Villegas, Luis Felipe Bravo Mena y Alejandro Encinas difundieron sus planes de gobierno para el sexenio 2011 – 2017; y pese a dichos esfuerzos se avizora que el abstencionismo se impondrá como el triunfante en los comicios del domingo 3 de julio.
Pese a la reducción en los tiempos de campaña para gobernador, prevaleció el despilfarro de recursos, mediante espectaculares, bardas, vinilonas, vallas, y otros mecanismos de propaganda alterna; que sumados a los spots contantes en medios electrónicos –como parte de los tiempos del Estado en radio y televisión-, saturaron el ambiente de promesas que en consecuencia provocaron un hartazgo social de la campaña electoral en la entidad.
La campaña electoral se caracterizó por lo controvertido de algunas promesas de campaña, -algunas de ellas ya cumplidas por el actual gobierno- y la proliferación de propuestas tendientes a programas populistas para erradicar la pobreza; pero muy poco espacio para atender las necesidades de las clases media y alta del territorio estatal. La spotización, mediante ideas cortas y jingles, fue la constante en una campaña relativamente corta.
En el caso de Eruviel Ávila, por ejemplo, prometió eliminar la tenencia vehicular para el año entrante –algo ya anunciado desde febrero por el gobernador Enrique Peña Nieto-. El priísta planteó dejar de cobrar el IETU para Pequeños Contribuyentes –situación que ya sucede pues su tasa gravable actual es de cero por ciento-. Distribuyó la tarjeta denominada LA EFECTIVA, que operará programas sociales a personas de escasos recursos, siempre y cuando, hayan fungido como activistas de su promoción electoral.
Por su parte, el panista Luis Felipe Bravo Mena, insistió en un discurso de alternancia –como la panacea para solucionar los males del gobierno estatal-. Enfrascado en un mensaje de cuando el PAN era oposición. Bravo Mena culpó al Grupo Atlacomulco de la corrupción que impera en las esferas gubernamentales, pero no pudo responder a la ineficiencia e ingobernabilidad que han caracterizado a las administraciones panistas de Vicente Fox y Felipe Calderón.
Mientras que el perredista Alejandro Encinas, prometió instaurar en el Estado de México los programas sociales del Distrito Federal –algunos de ellos ya vigentes como la pensión a adultos mayores-, pero que el ex jefe de gobierno capitalino ha prometido para las huestes perredistas responsables de movilizar el voto a su favor. Siempre relacionado con Andrés Manuel López Obrador, fue desprestigiado por sus adversarios, con calificativos de autoritario e intolerante.
En medio de ese resquemor, las campañas electorales transcurrieron durante 45 días, sin que causaran una motivación ciudadana para que el próximo domingo desplieguen una participación por encima del 50 por ciento. Por el contrario, partidos políticos, gobernantes y autoridades electorales reconocen una amplía apatía ciudadana hacia la jornada electoral del domingo. Se prevé una votación menor al 45 por ciento respecto al listado nominal.
Lo cierto es que cuando se genera un abstencionismo creciente, el partido que tiene más posibilidades de triunfo es el que ha construido anticipadamente una estructura electoral amplía a partir de los gobiernos locales.
El partido en el poder, en consecuencia, tiene amplias ventajas de movilización para retener el gobierno otros seis años.