Redacción
Con al menos tres horas de anticipación, los camiones con el acostumbrado «acarreo» comenzaron a abarrotar la Plaza de la Unidad en la sede estatal del PRI en el Estado de México para presenciar a través de la televisión el arranque de campaña presidencial de Enrique Peña Nieto. El caos vial se apoderó de las calles Alfredo del Mazo y Nicolás San Juan que rodean el comité partidista. Los ríos de gente caminaban desde un improvisado estacionamiento hasta el edificio del partido donde se les repartían lámparas, símbolo de la «luz de la esperanza».
Para aminorar la espera un grupo musical amenizaba la velada que ansiaba el primer discurso de la campaña luego de una larga veda electoral que inició desde el mes de febrero. En el transcurso de la noche comenzaron a llegar los invitados especiales, separados de la militancia. El evento convertido en un «besamanos» y una salutación para los candidatos que hoy arrancan campaña. Ana Lilia Herrera y María Elena Barrera, candidatas al Senado de la República resultaron las más asediadas de la noche, por quienes se acercaban a saludarlas y se tomaban la foto en la víspera de las campañas electorales.
En punto de la media noche, y ajeno a su costumbre, el candidato presidencial Enrique Peña Nieto arribó puntual a su cita con el destino. La Plaza de la Liberación en Guadalajara se encontraba hasta el tope. Lo mismo ocurría en diversas partes del país, incluida la sede del PRI en el Estado de México. La emoción comenzó a fluir entre los asistentes a la capital mexiquense que estaban deseosos de escuchar hablar a su paisano. Recorrió entre la gente, saludó muchas manos, y repartió algunos besos, acompañado por su esposa, la actriz Angélica Rivera.
Abandonado el color «rojo» característico de las campañas priístas; Peña Nieto salió ataviado con una camisa blanca, con las mangas arremangadas al estilo de Barack Obama, y con el reluciente peinado que le caracteriza entre el electorado. Seguro de sí mismo, tomó el micrófono, y comenzó el desastre. El sonido que emitía la señal en Toluca comenzó a hacer eco. Lo que pronunciaba Peña Nieto se encimaba con un sonido que llegaba con retraso. Los problemas de audio hacían crisis entre los organizadores. Y los asistentes comenzaron una estruendosa rechifla que cimbró la Plaza de la Unidad.
Pasaron los cinco minutos más largos de la noche, mientras los responsables de la señal trataban de solucionar el problema técnico. Los pronunciamientos del candidato presidencial eran inentendibles. Los presentes, con preocupación, no daban crédito a lo ocurrido. «Esta es la nota del evento», comentaban los periodistas en el acto. A medio discurso, el problema de audio se solucionó, y entonces las cosas mejoraron. El discurso subió de tono, y Peña Nieto recordó su lema de campaña cuando compitió por ser gobernador del estado: «Te lo firmo y te lo cumplo», cuyo slogan será retomado para su lucha electoral por la Presidencia de México.
De inmediato, enumeró los cinco compromisos prioritarios de su campaña: 1) Recuperar la paz y la libertad; 2) Construir un México incluyente y sin pobreza; 3) Crecer para generar más y mejores empleos; 4) Ofrecer más educación y de calidad para todos y 5) Recuperar el liderazgo de México en el mundo. Pero ninguno de ellos los firmó aún ante el notario público.
Imitando al candidato de izquierda Andrés Manuel López Obrador -que en sus asambleas ciudadanas consultaba con los asistentes las acciones de su movimiento-; Peña Nieto buscó interactuar con los priístas que lo acompañaban en Guadalajara y a través de la pantalla en otras sedes del país. A todos preguntó si estaban dispuestos a generar un cambio en el país, quienes al unísono contestaron con un «sí». Y «sí» es posible generar el cambio, arengó el mexiquense.
Invitó a los electores a participar muy de cerca con su campaña electoral, para lo cual les convocó a visitar su página de Internet, la cual por cierto citó mal: «enriquepeña.com», dijo el candidato, pese a que la letra «ñ» no se incluye en direcciones web, y cuando el sitio correcto es «enriquepenanieto.com». Sin darse cuenta del error, el mexiquense prosiguió en su discurso para arremeter en contra del gobierno federal y el clima de violencia que prevalece en el país.
En la recta final de su primer acto de campaña, Enrique Peña volvió a la parte de los compromisos. Y citó los tres compromisos que firmó la madrugada de este viernes: En primer lugar, crear la Comisión Nacional Anticorrupción; segundo, obligar a hacer pública la relación de bienes y declaración patrimonial de los mandos superiores, una vez que se convierta en Presidente de México.
Por último, se comprometió a eliminar 100 diputados del Congreso de la Unión. La desaprobación fue unánime entre las primeras 10 filas de invitados, donde se ubicaban precisamente los legisladores federales y locales, alcaldes y candidatos a San Lázaro. El murmullo se apoderó de las «fuerzas vivas» del partido para expresar su descontento. ¡Ahora las candidaturas van a estar más peleadas! atinó a decir uno de los presentes, mientras el discurso de Peña Nieto se diluía en el transcurrir de los primeros minutos de este viernes.
Al concluir el discurso de Enrique Peña, las lámparas repartidas al inicio del evento se encendieron como símbolo de la luz de la esperanza. Una serie de fuegos artificiales iluminaron el cielo de la capital mexiquense. Enseguida, Raúl Domínguez Rex -en calidad de coordinador de la campaña peñista- dirigió un mensaje que fue inaudible por el retumbar de los cohetones que eran parte del festejo de que un mexiquense era ya candidato presidencial. Con desgano, la gente escuchó un discurso lleno de lugares comunes, donde Raúl Domínguez convocaba a la unidad, en medio de un proceso interno que hace trizas en el priísmo mexiquense.
Sin presentarlos, ni pasarlos al frente del templete, Domínguez Rez deseó éxito a las candidatas al Senado; y a los candidatos y candidatas a diputados federales. El evento concluyó, y la luz de la esperanza poco a poco se fue apagando.