Redacción
Con la renovación de 125 ayuntamientos y 45 diputaciones locales, el Estado de México inició este jueves las campañas electorales más cortas de su historia reciente, con una escasa duración de 35 días, con retos disímbolos de acuerdo a sus expectativas y posibilidades políticas, luego de que en los comicios de 2009, derivado de un denominado fenómeno Peña Nieto, el PRI arrasó con el triunfo en 97 ayuntamientos y 40 distritos electorales.
Los tiempos del “carro completo” regresaron a favor de la causa priísta, que había perdido terreno electoral desde 1996, hasta sucumbir históricamente en los comicios presidenciales de 2000 y 2006, también producto de los fenómenos Fox y López Obrador. En la configuración electoral de entonces, se conformaron los denominados “corredor azul” como se le conocía a la franja de municipios gobernados por el PAN en el Valle de México; y el “cinturón amarillo” para los ayuntamientos que fueron dominados por el PRD en la zona oriente.
A lo largo de 15 años, los panistas fueron conquistando municipios como Naucalpan, Tlalnepantla, Atizapán de Zaragoza, Cuautitlán Izcalli, Toluca y Metepec. Esos municipios, parecen estar en la mira del PAN en la búsqueda de reconquistar con añoranza lo que antes eran considerados sus bastiones electorales, que se pulverizaron en la elección de 2009, cuyo éxito para el PRI, fue el preámbulo que posicionó a Enrique Peña en la punta electoral que hoy lo tiene como candidato presidencial que busca retornar al histórico partido a la Presidencia de la República.
Por su parte, los perredistas dominaron municipios densamente poblados como Nezahualcóyotl, Chalco, Valle de Chalco, Texcoco e incluso Ecatepec –la tierra originaria del actual gobernador Eruviel Ávila Villegas-. Hace tres años, la catástrofe electoral alcanzó al perredismo cuyos triunfos electorales fueron reducidos drásticamente. Con el comienzo de nuevas campañas electorales, y un panorama abrumador por parte del candidato presidencial –de origen mexiquense- el partido del sol azteca buscará recobrar sus espacios de predominio electoral.
En el terreno legislativo, la Cámara de Diputados local de estar divida en tercios, a una mayoría absoluta por parte del PRI y sus aliados electorales de PANAL y PVEM. En los diputados de mayoría, la oposición apenas le pudo arrebatar cinco legisladores, tres para el PAN y otros dos para el PRD, mientras que el reparto de los plurinominales fue insuficiente para convertirse en contrapeso real de las decisiones del Poder Ejecutivo que entonces encabezaba Enrique Peña.
El reto para el PRI, sin embargo, apunta a dos rutas y objetivos distintos aunque no distantes.
Por un lado, se trata de conservar el mayor número de municipios y distritos electorales posible, con la intención de garantizarle la gobernabilidad al actual mandatario priísta, Eruviel Ávila Villegas, quien enfrentará la primera mitad de su administración con los presidentes municipales y legisladores que obtengan la victoria el próximo 1 de julio.
Por otra parte, el hecho de que el priísmo mexiquense ratificara su hegemonía electoral en los municipios y/o distritos donde hace tres años consiguió la victoria, significaría abonar una cantidad importante de votos a favor del candidato presidencial Enrique Peña Nieto, en el objetivo de regresar al PRI a Los Pinos.
Sin embargo, cada proceso electoral enfrenta una coyuntura distinta en el Estado de México, donde el electorado ha mostrado una inusitada alternancia en los 125 municipios de la entidad. Las campañas electorales iniciaron en el primer minuto de este jueves, y la moneda está en el aire.