Israel Dávila y Francisco Ledesma
Almoloya de Juárez, Mex. 5 de abril.- Aun con el uniforme color caqui que portaron a lo largo de 16 años que estuvieron presos por un crimen que no cometieron, la noche de este viernes, Pedro Sánchez, Teófilo Pérez y Rómulo Arias, indígenas de San Pedro Tlanixco, abandonaron el penal de Santiaguito ubicado en Almoloya de Juárez.
Su abogado, Antonio Lara Duque, pidió a los recién liberados despojarse de esas ropas y mirar hacia delante para dejar atrás la triste y oscura historia que los tres vivieron en este penal.
Este viernes, los magistrados de la segunda sala penal de segunda instancia del Tribunal Superior de Justicia del Estado de México dejaron sin efecto la sentencia que hace 13 años les dictó un juez por el homicidio de un empresario floricultor de origen español, que perdió la vida en circunstancias extrañas.
Sin existir elementos de prueba que los incriminaran o alguna imputación directa contra ellos, se les impuso la pena máxima, pero gracias a la intervención de organizaciones sociales, como el centro de Derechos humanos Zeferino Ladrillero y la oficina del Alto Comisionado de Derechos humanos de las Naciones Unidas, se puedo comprobar que su proceso penal estuvo plagado de irregularidades y que no había elementos para mantenerlos presos.
Sonrientes y profundamente agradecidos con abogados y activistas, los tres decidieron cerrar “este vergonzoso capítulo” de sus vidas, y mirar hacia delante y con la frente en alto, “porque siempre supimos y defendimos nuestra inocencia”.
Rómulo Pedro y Teófilo fueron recibidos al exterior del penal por familias y amigos. Ahí reencontraron con Dominga, Marco Antonio y Lorenzo, sus coacusados y con quienes compartieron celda durante más de 11 años. Dominga, Marco Antonio y Lorenzo fueron excarcelados hace mes y medio y prometieron no dejar de lucha sino hasta que sus otros tres compañeros salieron libres.
A las puertas del penal de Santiaguito, los seis se fundieron en un largo abrazo y acordaron irse a Tlanixco a festejar por haber demostrado su inocencia.