Francisco Ledesma / La cuña salinista – peñista en San Lázaro
Con orígenes familiares
en Tenango del Valle, Francisco Rojas recurrió al Estado de México en dos
ocasiones para ser diputado federal. La primera de ellas, en el 2003, cuando
Arturo Montiel defendió la plaza -aliado con Francisco Labastida- para afrontar
el “agandalle” que pretendía ejercer Roberto Madrazo en los listados plurinominales.
El montielismo se fajó y metió a San Lázaro, entre otros, a Emilio Chuayffet,
Alfredo Del Mazo González y Paco Rojas Gutiérrez.
A la vuelta de los años,
ahora el peñismo confrontaría al beltronismo desde San Lázaro.
Rojas fue inscrito como diputado plurinominal, junto a otros hombres clave del
entonces gobernador mexiquense: Luis Videgaray y Humberto Benítez.
Francisco Rojas fue la
cuña salinista – peñista en San Lázaro, en la víspera de la elección
presidencial de 2012. Llegó a la bancada priísta junto a José Ramón Martel
-arropado en Edomex-, desde donde encumbraron un contrapeso político al
liderazgo senatorial de Manlio Fabio Beltrones. Desde ese momento, el gobierno
calderonista asumió, comprendió y ejerció todo tipo de negociación en la Cámara
de Diputados Federal. Y el peñismo se abrió paso a nivel nacional.
De manera discreta,
Rojas tejió fino a favor de la bancada mexiquense. Aseguró por tres años, la
comisión legislativa de Presupuesto y Cuenta Pública. Los legisladores
mexiquenses asumieron el control del órgano legislativo donde se negociaron los
presupuestos de egresos del 2010, 2011 y 2012, éste último año, marcado por la
elección presidencial. Los recursos fluyeron al Edomex.
Para lanzar otro guiño
al Estado de México, en el último periodo de sesiones previo a la postulación
presidencial, hizo lo necesario para que el exgobernador Emilio Chuayffet se
convirtiera en el presidente de la Mesa Directiva; ahí, donde vinieron los ataques
más virulentos de la bancada panista previo a la nominación priísta de Enrique
Peña Nieto hacia Los Pinos. El fallido regreso del PRI.
El oficio político de esa
Legislatura derivó en que, seis legisladores asumieron cargos como secretarios
de Estado: Luis Videgaray, Hacienda y Relaciones Exteriores; Alfonso Navarrete,
Trabajo y Gobernación; Claudia Ruiz Massieu, Turismo y Relaciones Exteriores;
Emilio Chuayffet en Educación, Ildefonso Guajardo en Economía, y Jorge Carlos
Ramírez en Sedatu. De remate, desde la fracción del PVEM, Juan José Guerra y Rafael
Pacchiano en Medio Ambiente.
Anécdotas no faltaron
porque Rojas Gutiérrez era homónimo del diputado de Cuautitlán Izcalli,
Francisco Rojas San Román -asesinado en 2018-, quien era confundido con el
coordinador parlamentario en las reuniones plenarias, y equivocadamente le
asignaban la suite de lujo en el hotel sede, al segundo.
En esa Legislatura también
se dio el flechazo entre Rubén Moreira y Carolina Viggiano, hoy parte de la
dirección nacional priísta, al borde del colapso. Rubén dejó muy pronto su curul
para buscar la gubernatura de Coahuila.
Como premio a su trabajo
legislativo, en diciembre de 2012, Francisco Rojas fue designado director de la
Comisión Federal de Electricidad, pero renunció a su encargo en febrero de
2014, luego de haberse concretado la reforma energética impulsada por el
peñismo, sobre la cual nunca hizo un pronunciamiento a favor.
Francisco Rojas se retiró
de la vida pública, inconforme con la reforma energética que impactaría en la
estructura y la operación de la CFE. Sin embargo, su buen trato con la clase
política mexiquense marcó la LXI Legislatura Federal, la cual tuvo a su favor
la recuperación electoral del priísmo en el país.
La inclusión de Rojas en
San Lázaro, tanto en 2003 como en 2009, fue uno de tantos anzuelos lanzados por
Montiel y Peña, para ganarse el afecto de Salinas. Y así, se escribió el
regreso del PRI a Palacio Nacional.
La tenebra
Su hermano Carlos Rojas,
otro distinguido priísta del salinato y aspirante natural a la gubernatura
mexiquense en 1999, falleció el año pasado.
