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El Manual de Maquiavelo 12-09-2025

Francisco Ledesma / A dos años de la alternancia morenista

Delfina Gómez cumplirá el martes 16 de septiembre dos años de haber asumido la gubernatura del Estado de México, lo que significa en términos políticos alcanzar la cúspide del ejercicio del poder público hacia lo que será su tercer año de mandato; es en este plazo cuando debe asumir posiciones y tomar decisiones con el propósito de cumplir y alcanzar -más allá de sus promesas electorales- sus metas como proyecto gubernamental.

 

A dos años de distancia de haber rendido protesta como gobernadora, la texcocana ya está en condiciones de ajustar las piezas del ajedrez de su gabinete. Ha pasado el tiempo suficiente para dar por cumplidos los compromisos políticos y prescindir de aquellos integrantes que no forman parte de su círculo cercano, ni tampoco han dado los resultados que requiere un gobierno que se fijó como meta la transformación del régimen político. Es la coyuntura ideal que tienen los gobernantes para nombrar, ajustar o adaptar las posiciones que considere necesarias para el ejercicio pleno de su mandato.

 

Otro aspecto que le ha sido favorable, desde el año pasado, es el acomodo del Congreso local, donde no sólo cuenta con la mayoría simple por parte de la bancada morenista, y la absoluta con sus aliados electorales, sino que además ha tomado el control de la presidencia de la Jucopo, a través de un hombre de su propio grupo político. La ascendencia política de Delfina no está a debate entre las y los diputados de su partido para cualquier reforma legislativa.

 

Además, de la mano de la reforma judicial, se ejecutó un remplazo en la presidencia del Poder Judicial, que ha sido resuelta a favor de otro texcocano. El gobierno delfinista ha asegurado una relación institucional plena que le permita tener control sobre la toma de decisiones de los tres poderes del estado. El Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial podrán transitar en una misma ruta, bajo una misma visión ideológica, siempre y cuando la definición del rumbo sea clara y determinante para todos. El tablero se ha acomodado a su favor.

 

Un cuarto elemento, que pudiera ser fundamental hacia el tercer año de mandato, es el impulso de reformas estructurales que permitan transformar instituciones hoy anquilosadas y cuestionadas desde que Morena era oposición, entre las que destacan las leyes del Issemym y de la UAEMex, o incluso, el reconocimiento legal de Cusaem. El momento ideal es ahora, cuando no hay por delante un año electoral que tenga como prioridad medir impactos políticos.

 

Y finalmente, el tercer año -es decir, a lo largo del 2026-, también se diseñará el camino sobre posibles candidaturas hacia las elecciones intermedias de 2027; comicios siempre determinantes para la sucesión de la gubernatura. En el régimen priísta, las sucesiones de 2005, 2011 y 2017, siempre tuvieron como precedente fundamental las elecciones intermedias, donde el delfín político en turno era puesto a prueba en las urnas.

 

El segundo informe de gobierno de Delfina Gómez es un acto simbólico que puede marcar un referente para asumir el control pleno de su administración. En este momento crucial, la gobernadora ya no sólo enfrentará las resistencias de un viejo régimen que se resiste a morir, sino además, a las ambiciones de su propio partido y actores políticos que defienden sus parcelas de poder.

 

En esa lógica de tiempos políticos, Delfina Gómez iniciará su tercer año de gobierno con todas las condiciones puestas a su favor. Será una decisión personal, asumir las decisiones necesarias para que su voluntad personal se imponga en beneficio de consolidar el proyecto político iniciado hace dos años.

 

La tenebra

En el ejercicio del poder, siempre se corre el riesgo de administrar la inercia o el conflicto. Y la inercia, evita cualquier tipo de transformación, porque lo que se impone son los viejos vicios y las prácticas ya arraigadas.