Francisco Ledesma / La legitimidad en construcción
El pasado fin de semana,
habría cumplido un mes en funciones la primera rectora de la Universidad
Autónoma del Estado de México (UAEMex), cuya elección se mantiene suspendida en
razón del paro estudiantil que derivó en la cancelación de las fases de la
auscultación cuantitativa y la elección de la rectoría uaemita.
A la distancia, el
proceso electivo sigue vigente y en pausa, pero con cambios sustanciales en la
forma de designar a la rectora universitaria. Su ungimiento será histórico, no
sólo por tratarse de la primera mujer en encabezar a la UAEMex, sino por la
forma de participación de los sectores universitarios, que apuestan a otorgarle
una mayor legitimidad a sus autoridades.
En principio, será la
comunidad universitaria en su conjunto quien elija a la persona titular de la
rectoría. Ya no será ésta, una facultad exclusiva, discrecional y secreta de
los integrantes del Consejo Universitario, quienes en gran medida
-principalmente del Colegio de Directores- responden a intereses y componendas
políticas e institucionales con el exrector Carlos Barrera Díaz.
Los erendiristas han
sido despojados de su voto, como medida de control político, para favorecer o
castigar a cualquiera de las aspirantes en competencia. Por el contrario, el
Consejo Universitario, designará a la persona titular de la rectoría, con base
en la votación de la fase cuantitativa, con la participación de los sectores de
la comunidad universitaria en cada espacio académico.
La discusión abierta se
concentra en la ponderación del sufragio: uno para los docentes, uno para los
administrativos y uno para los estudiantes -de acuerdo a la propuesta oficial-;
o dos votos para los estudiantes, conforme a la alternativa puesta en la mesa
de discusión por el Enjambre Estudiantil Unificado.
Sea cual sea el resultado,
hay conclusiones afectivas y efectivas que deben favorecer el voto libre,
secreto y vinculante de la comunidad. Los docentes, como nunca antes, tendrán
certeza de que su voto será tomado en cuenta en la elección de la rectoría; los
administrativos tendrán un peso específico en el proceso electivo, situación
que anteriormente se reducía a su líder sindical; y los estudiantes, abogan por
tener el 50 por ciento del peso electoral definitivo.
La legitimidad de la
elección en curso será irrebatible. Porque, de forma inédita, enfrentaron una
competencia que no se limitó a candidaturas únicas, como se caracterizó a los
procesos internos uaemitas. Porque ya no será una mera decisión discrecional de
un órgano colegiado, sino se contará el voto por sectores de los órganos
académicos. Porque de forma histórica serán tomados en cuenta los Centros
Universitarios, las Unidades Académicas Profesionales y la Escuela de Artes,
hasta ahora sin representación efectiva en el Consejo Universitario.
Y más importante aún,
porque este modelo de votación surge del consenso de consejeros universitarios,
de estudiantes inconformes con la verticalidad del proceso, de una deliberación
por construir una votación transparente, y porque elimina de tajo la inequidad con
la que inició la sucesión del rectorado.
A casi dos meses de
haberse declarado el paro estudiantil, hay avances democráticos que no pueden
soslayarse, pero que no son ninguna concesión del grupo en el poder; se trata
de victorias de una comunidad inconforme, que debe asumir su responsabilidad
histórica. Tampoco se trata de empoderarse con arrogancia, bajo demandas inalcanzables
o negociaciones inagotables.
Es momento de abrir
escenarios de solución, de levantamiento del paro, de alcanzar logros
estructurales y presupuestales muy necesarios para el fortalecimiento institucional
y educativo de la UAEMex.
Porque carencias hay demasiadas,
insuficiencias históricas que nunca pasaron el ácido de la autocrítica, pero
que no se podrán solucionar por mera voluntad política, ni en otro par de mesas
de negociación. Se requerirá de largo tiempo, abundante presupuesto y absoluta
transparencia en el ejercicio institucional y el gasto público.
Por ahora, los pasos
dados, son agigantados a favor de la democracia y la legitimidad.
La tenebra
Si el Consejo
Universitario es el máximo órgano de gobierno y de decisión, y desde aquí se ha
votado por la continuidad del proceso electivo, es necesario abrir escenarios
para retomar, transparentar y concluir la elección.