Francisco Ledesma / El colapso autogenerado
Isidro Rogel tenía muy
claro y preciso, desde el inicio de su mandato, cuáles serían las fases y las
acciones para cumplir medianamente con el pliego petitorio del paro estudiantil,
que permitiera concluir con el proceso electivo de rectora de la Universidad
Autónoma del Estado de México (UAEMex). Lastimosamente,
en cada una de sus escasas visitas a espacios académicos, generó falsas expectativas
de que analizaría las demandas, cuando en el fondo, la toma de decisiones ya
había sido construida desde las más altas esferas del poder, y eso ha resultado
en una pérdida de la confianza absoluta hacia su interinato.
El encargado del despacho
de la rectoría nunca se sentó a dialogar, porque sabía que no podría dar el
voto universal -porque no estaba en su capacidad resolverlo-, ni tampoco podría
reponer el proceso electivo -porque no existen las condiciones legales o
institucionales para hacerlo-, y prefirió navegar desde la ambigüedad de su
disposición al diálogo y a la negociación, en medio de un rectorado acotado en
el tiempo, en el presupuesto y en su control político para administrar la
inercia de una institución colapsada por las protestas.
Isidro Rogel es el menos
responsable de la crisis uaemita, porque finalmente, como desde que fue
impuesto en sesión virtual en la rectoría, su encargo está sujeto a un Maximato
de su antecesor, para ganar tiempo en la transición universitaria: experto en
acciones dilatorias, hizo lo necesario para ratificar al gabinete barrerista,
extendió el paro estudiantil para recomponer el desastre financiero -incluida
una simulada caída del sistema (o bien, de los servidores)-, y enderezar un
proceso sucesorio que pronto podría concluir con una votación vinculante de
parte de los sectores de la comunidad universitaria.
En la medida que la
rectoría uaemita ha tomado decisiones para concluir con la elección de rectora
hoy suspendida, los problemas estructurales se han ido resolviendo: en un santiamén
se encendieron los servidores y funcionó nuevamente la página web
universitaria; Eréndira Fierro reapareció en video -y no para dar recetas de
arroz con leche-, además de presentar su renuncia formalmente; y de a poco, se
ha ido destrabando el paro estudiantil mediante clases y evaluaciones
virtuales, en espacios afines al barrerismo.
Los hechos que han
venido sucediendo en los últimos días, abonan a la sospecha de que el
barrerismo provocó gran parte del colapso institucional de la UAEMex, cuando se
vio sorprendido y derrotado en la etapa final de la elección universitaria,
sabedor de que su candidata no ganaría; y eso pondría en riesgo una transición
administrativa para la que no estaba preparado.
La consulta para
reformar el Estatuto Universitario es una simulación, porque la decisión ya está
tomada: las preguntas de la encuesta, al ser completamente cerradas, dejan sin
margen de error ni posibilidad de integración, las opiniones de la comunidad
universitaria. El cálculo barrerista se cumplirá con el transcurrir de los días.
Más allá de adecuar el estatuto a las demandas del pliego petitorio, va ganando
tiempo en el acomodo de sus finanzas, mientras paralelamente avanza en la
elección de la rectora por los próximos cuatro años.
Rogel Fajardo tenía
desde el principio una hoja de ruta que ha ido cumpliendo en tiempo, forma y
espacio. Aquí no ha habido sorpresas, solamente sorprendidos. El barrerismo
perdió de facto la elección de rectora, pero lleva treinta días ganando tiempo,
para sanear financiera e institucionalmente a la UAEMex: un desastre que ellos
mismos provocaron. Y una vez que generaron otro conflicto, se han presentado
como parte de la solución, y no del problema.
La tenebra
Quienes más ganan en la reforma estatutaria será los trabajadores administrativos en representatividad. Los líderes sindicales son quienes más pierden, no sólo se les cayó su candidata; han borrado su voto, ese que ejercían corporativamente, como en los viejos tiempos del régimen priísta.