Era de esperarse. El Senado de la República aprobó la nueva carga tributaria. Ahí vienen los impuestos al refresco, la comida chatarra, el alimento para mascotas, y el muy cuestionable déficit para el año entrante. Los mexiquenses tuvieron tres votos a favor y dos en contra de la miscelánea fiscal. El peñismo no tuvo problemas para sacar adelante la reforma hacendaria con las lealtades políticas que ahí le cobijan.
La priísta Ana Lilia Herrera Anzaldo votó a favor de más impuestos y acrecentar la deuda pública. En la misma ruta, le secundó la senadora del Verde Ecologista y ex alcaldesa de Toluca, María Elena Barrera Tapia. En el mismo sentido, el perredista y ex edil de Neza, Luis Sánchez Jiménez aprobó las nuevas disposiciones fiscales. Luis cercano a los “Chuchos” no abandonó a Enrique Peña. Con esa izquierda le sobran aliados.
En contra de la propuesta fiscal votó la panista Laura Rojas. La alumna predilecta de Luis Felipe Bravo Mena, ha sido de las voces más aguerridas en contra del endeudamiento. En rechazo a la reforma fiscal estuvo Alejandro Encinas. El ex candidato a gobernador, siempre leal a López Obrador, se mantuvo firme, y contribuyó a la fractura inevitable del perredismo en la Cámara Alta. Ese es el balance de los mexiquenses.
Interesante debate pretende abrir el Centro para la Libertad del Consumo. Pone en duda la efectividad del impuesto a bebidas azucaradas, y abre el debate con las siguientes interrogantes: ¿Es un castigo a los mexicanos con sobrepeso? ¿Por qué pagarán también quienes no tienen problema de peso? ¿Es esta una forma eficaz de luchar contra la obesidad? ¿Discrimina a las personas con esta enfermedad? ¿Por qué no se ayuda a superar la enfermedad a los obesos, en lugar de penalizarse? ¿Por qué no se gravan los tacos, las gorditas, las hamburguesas o los helados?
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Ahora que están en el ánimo de refrendar becas… perdón de ratificar cargos. El pasado lunes tocó el turno a Marco Antonio Morales al frente de la Codhem. Y ayer, Mauricio Valdés fue reelecto como presidente del Consejo Directivo del IAPEM para el periodo 2013 – 2016. Entre la Codhem y el IAPEM, competirían palmo a palmo por el premio al “elefante blanco” mejor disfrazado. Entre los dos no se hace uno.
Muchas veces dicen que para permanecer, es necesario patear el pesebre. Nadie olvida a aquél indisciplinado priísta, que renunció a su militancia, transitó por el perredismo y quiso ser candidato de izquierda en 1999. De vuelta al redil del PRI, Valdés ha encontrado en las bondades del presupuesto, la supervivencia política al menos por los próximos tres años.