Una caja de Pandora podría abrir el gobierno de Eruviel Ávila, frente a un clima de profunda tensión social. Cuando se encamina a su segundo informe de labores, hay consignas pendientes en diversos rubros: educación, economía, seguridad, entre otros. Pero las cosas no parecen ser buena noticia cuando la premisa es que en la tierra natal de Enrique Peña las cosas no se pueden salir de control.
Por un lado está la disidencia del SNTE inconforme con la reforma educativa. En semanas pasadas, el magisterio federalizado con sede en la entidad realizó un plantón frente al Palacio de Gobierno y llevó sus demandas al límite de una huelga de hambre. A la fecha, las demandas de los profesores simplemente no se han atendido.
Otro caso particular es San Salvador Atenco cuyo movimiento se mantuvo en tensa calma por más de tres años. Ahora con la detención de una de sus activistas, surge la posibilidad de que el Frente encabezado por Ignacio del Valle se reagrupe e agravio del gobierno eruvielista. El problema es más complejo si se considera que Peña Nieto tiene proyectado reactivar la construcción de un aeropuerto en Texcoco.
Por si fuera poco, ahí está la posibilidad de surgimiento de grupos de autodefensa en el norte y sur de la entidad. La incidencia delictiva tiene en el hartazgo a grupos sociales que buscan hacer justicia por propia mano. El factor llamado gobernabilidad es el que está en juego para la administración de Eruviel y los suyos cuando está por comenzar su tercer año de gestión.
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La indefinición priva en el círculo cercano de Enrique Peña. Ha modificado en tres ocasiones el evento de su primer informe de gobierno. En principio estaba previsto para el domingo a las diez horas en el Auditorio Nacional. Luego la sede cambió a Campo Marte, a la misma hora y fecha. Ayer se canceló esa posibilidad y ahora todo está suspendido y en suspenso.