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OFF THE RECORD

Enrique Peña seguirá presente en el Estado de México. Ayer el Presidente, originario de Atlacomulco, estuvo de gira por Axapusco, y en los meses por venir será constante su visita a la tierra natal. No es sólo cuestión de respaldar o intentar relevar al gobernador Eruviel Ávila, como lo pretenden hacer creer seguidores y detractores del ecatepense. El interés del peñismo se instala en la escena electoral que habrá de librar el próximo año en la entidad.

Lo que está en juego para el gobierno peñista, es conservar la hegemonía política en un estado que aporta 40 diputados federales, y que son clave para mantener la gobernabilidad en la segunda etapa de su mandato. El potencial político de Enrique tumbó el corredor azul y el cinturón amarillo en 2009, y se ratificó en los comicios locales de 2011 y 2012. La apuesta del Presidente en turno es demostrar que la entidad es un bastión priísta para las batallas por venir.

Aunque lejana la sucesión de gobernador, el 2015 puede marcar pistas sobre quiénes podrían jugar algo en las elecciones de 2017. Pero es fundamental que el priísmo en su conjunto pierda lo menos. Saben que el costo electoral de las reformas es irreversible, pero con Peña visitando a sus paisanos, el partido gobernante puede reivindicarse junto con una cuantiosa inversión que derivará en carretas, hospitales, escuelas, y hasta el tren México – Toluca.

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El año pasado, el Valle de México reportó durante 144 días un rebase en los límites establecidos por las normas mexicanas y alcanzó el estatus de “mala” o “muy mala” calidad  del aire por la presencia de ozono. En el Valle de Toluca en 89 días también existió una mala calidad en el aire que respiran los habitantes de la capital mexiquense. El reporte ambiental es desmoralizante, pese a los esfuerzos por evitar una contaminación severa en las grandes ciudades.

La asociación civil El Poder del Consumidor informó que el año pasado, la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM) sólo registró un 6% y Toluca 18% de días con calidad del aire aceptable para la salud de la población. La misma organización denunció que la normatividad mexicana sigue rezagada respecto a estándares internacionales. Los días con aire “limpio” se consideran aquellos que no superan los 50 puntos Imeca. La realidad choca de frente con los discursos.

En tanto, las autoridades ambientales pretenden achacar el problema al alto índice de contaminación que generan los vehículos particulares. Pero ¿qué ocurre con las empresas asentadas en las zonas industriales del Estado de México? ¿cuál es la contaminación que generan los vuelos en la capital mexiquense frente a la expansión de su aeropuerto internacional? Hay datos que son silenciados por omisión o negligencia. La solución parece no estar muy cerca.