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OFF THE RECORD

En sentido estricto, la alerta de género planteada para el Estado de México no tiene mucho futuro. Su discusión no tiene salida, y simplemente no pasará por voluntad y capricho. Lorena Cruz Sánchez –titular del Inmujeres- tiene muy clara su encomienda, y en ello está no poner en riesgo el capital político del gobierno federal, y también el del estado de México, cuando de por medio se encuentra la estadística de feminicidios registrada durante el sexenio de Enrique Peña Nieto.

Desde el mes de diciembre, organizaciones feministas se opusieron a la designación de Lorena Cruz, por argumentar que carecía del perfil profesional para conducir el área. Pero pudo más la decisión presidencial, que el clamor social de unas cuantas ONG´s. Sin embargo, no se ve una relación cordial entre el Inmujeres y las organizaciones interesadas en la equidad de género y la defensa de los derechos de las mujeres.

El rechazo de Cruz Sánchez a la alerta de género no es novedad. Ella fue quien evitó declarar esa circunstancia cuando Enrique Peña era gobernador, y Lorena fungía como titular del consejo estatal de la mujer. A la vuelta de los años, ascendió en la escala del poder, pero su posición política permanece intacta. No le ve utilidad a la alerta de género, y la ve como mero golpeteo, antes hacia Enrique Peña, ahora hacia Eruviel Ávila. Las ONG´s, para su mala fortuna, pueden esperar sentadas.

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La llegada de Sergio Álvarez Mata empodera a Ulises Ramírez. Ex senadores ambos, fueron compañeros de bancada entre 2006 y 2009. Ahora Álvarez Mata pretende tomar las riendas de un panismo dividido entre el grupo de Ulises y sus opositores. La comisión transitoria está integrada por siete personas, tres personeros de Ulises y tres de los Bravo boys, además de Sergio Álvarez que será fiel de la balanza, y se inclinará a favor del Grupo Tlalnepantla.

Lo que mal empieza, mal acaba. La designación de Álvarez Mata fue la salida fácil a un conflicto complejísimo. Por la mente de Gustavo Madero pasaron al menos tres opciones para conducir al panismo mexiquense, pero nadie aceptó la encomienda de un partido resquebrajado. Marko Cortés –ex candidato a alcalde de Morelia-, Obdulio Ávila –del Distrito Federal-, y el siempre aguerrido Javier Corral –oriundo de Chihuahua- rechazaron la invitación, que al final recayó en Sergio Álvarez.

La solución para los panistas se encuentra en una candidatura de unidad. Y nadie debe perder de vista la reaparición –no fortuita y no casual- de Josefina Vázquez Mota en las campañas electorales de Sinaloa y Aguascalientes. La ex candidata presidencial –vecina de Huixquilucan- está de vuelta no para hacer ganar elecciones, sino para retomar su nicho de control político, y el Estado de México, puede ser un buen comienzo.