Eruviel Ávila sabe que tiene que hacer ajustes, pero teme que los cambios a su gabinete no sean vistos favorablemente en Los Pinos. Por necesidad del eruvielismo, el mandatario se siente obligado a modificar donde las cosas no funcionan. El Estado de México literalmente se está desmoronando en razón de la muy cruenta violencia y la muy lacerante pobreza que padece la entidad. Las personas que se deben ir, están muy a la vista de sus malos resultados.
Sin embargo, Ávila está consciente que los cambios deberán esperar para los tiempos electorales que aventura el año entrante, donde las cuentas no son muy favorables para el PRI. Las condiciones económicas no han sido las mejores, las reformas transformadoras no han sido las más aceptadas, y muchos gobiernos municipales han resultado un fiasco. El costo político del priísmo se pagará en las urnas. El PAN y el PRD se frotan las manos.
No basta con la maquinaria electoral. El priísmo en su conjunto, particularmente en los municipios, han cometido los mismos errores del pasado: los excesos, las deudas impagables, el nepotismo, el abuso del poder, la improvisación y todo aquello que lo sacó de los ayuntamientos en los llamados corredor azul y cinturón amarillo. No se aprendió la lección, y están por repetir la ecuación para beneficio de sus opositores.
De permanecer Eruviel como gobernador, y perder espacios importantes en los comicios de 2015, será el pretexto perfecto para sacarlo del juego sucesorio en el aún muy lejano 2017. El ungimiento del sucesor eruvielista, ya sea por suplencia o elección constitucional, se dará en Los Pinos con certeza. El colmo es la poca operación política que muestra Raúl Domínguez Rex, que ha tomado su responsabilidad en el partido como una mera beca para su bolsillo.
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Donde han comenzado a generarse cambios es en el gobierno federal. Ha pasado ya un año de gobierno, y con ello se han cumplido los compromisos políticos. Ha llegado el momento de ejercer el poder con solvencia. El ADN mexiquense se nota cada vez con mayor fuerza. Es el tiempo de ejecutar las reformas aprobadas y empujar la legislación secundaria. Quienes están en la banca han comenzado a levantar la mano.
El poderoso secretario general de gobierno del sexenio montielista, Manuel Cadena Morales dejó ayer la Unidad de Delegaciones de la Secretaría del Trabajo Federal. El también exsenador y exdiputado federal se convirtió en el Oficial Mayor de la dependencia que encabeza el exprocurador de justicia, Alfonso Navarrete Prida. En el lugar de Cadena, se designó a Víctor Torres Moreno –exfiscal de asuntos especiales en la procuraduría mexiquense-.