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OFF THE RÉCORD

 

Rodríguez Albarrán. Ex panista.Los mexiquenses siguen arribando al gabinete federal. Tan sólo el pasado viernes, fueron tres paisanos de Enrique Peña Nieto quienes se integraron a la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación. El presupuesto federal ha sido tan generoso que ha dado cabida a funcionarios de medio nivel en las grandes ligas, y hasta ex panistas que se siguen sumando al proyecto político de Enrique Peña y explican la desbandada del blanquiazul.

Jaime Segura Lazcano, quien se desempeñó como subsecretario de Desarrollo Agropecuario tiene acreditada su carrera política en el Estado de México. En la víspera, fungió como delegado con funciones de presidente del comité municipal del PRI en Nezahualcóyotl, en el periodo en que el tricolor perdió la alcaldía el año pasado. Pese al desastre electoral, fue premiado y designado como director general de Producción Rural Sustentable en Zonas Prioritarias.

Otro que engrosa la lista de mexiquenses en el gabinete peñista es Miguel Ángel Martínez Leal. Médico veterinario zootecnista por la Universidad Autónoma del Estado de México, fue durante algún tiempo coordinador del Centro Estatal de Evaluación de la UAEM. Desde el pasado viernes, Martínez Leal fue nombrado director general de Desarrollo Territorial y Organización Rural. La Sagarpa se nutre de muchos mexiquenses en todas las áreas.

Y para rematar, el ex panista Julio César Rodríguez Albarrán ya abandonó las filas blanquiazules para sumarse con el peñismo. El antes diputado local por Acción Nacional encumbrado en el bastión panista de Tlalnepantla, ya forma parte del regreso del priísmo a Los Pinos. Desde esa circunstancia se explica en gran medida la debacle y la crisis panista. Mientras que desde la oficina presidencial siguen cooptando voluntades y debilitando a la oposición.

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César Camacho Quiroz, ahora dirigente nacional del PRI, tiene enfrente el reto de convencer a los priístas de modificar una parte esencial de sus estatutos. El eje central del planteamiento es posibilitar en los estatutos del priísmo las reformas energética y fiscal que planteará a la brevedad el gobierno de Enrique Peña Nieto. El tiempo apremia, porque será en la Convención del próximo mes de marzo cuando se trate legitimar el nuevo paradigma ideológico priísta.

El asunto no es menor. Por un lado se trata de abrir candados históricos como el proteccionismo a Petróleos Mexicanos, para que la paraestatal tenga la capacidad de asociarse con la Iniciativa Privada. Y además también posibilitar la aplicación de IVA a determinados alimentos procesados para ampliar la recaudación en las finanzas públicas. Las resistencias parecen fortísimas entre los sectores más duros del PRI. Pero Camacho va avanzando fuerte.