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Policía Edomex. Operativo contra el narco.

OFF THE RECORD

En el caso Michoacán, para el Estado de México se derivan dos noticias. Una buena y la otra mala. La buena es que el clima de cruenta violencia michoacana ha permitido que pase desapercibida la criminalidad en la entidad. Ayer ya se alcanzó la cifra de 28 ejecuciones. La mala es que dada la vecindad con Michoacán, existe un riesgo de que el clima enrarecido pudiera colarse con cierta facilidad a la zona sur mexiquense, en municipios como Luvianos y Tejupilco.

La inseguridad en el estado no puede reducirse al número de habitantes. El ser la entidad más poblada no puede ser un aliciente para justificar las ejecuciones que ocurren. En el discurso de los argumentos y de minimizar los hechos, se corre el riesgo de ser complacientes con los criminales. La creación de un vocero de justicia no es un aliciente, es por el contrario, un factor de preocupación. La tranquilidad a las calles no regresará por el posicionamiento de un mensaje.

Hasta ahora la certificación de policías estatales y municipales ha sido un fracaso, uno de los más grandes en materia de seguridad. El reconocimiento tácito de Karim Carvallo –alcalde de Izcalli- sobre la infiltración del crimen a su policía local, desnuda el tamaño del problema. Quienes deberían cuidar a la ciudadanía son parte de la guerra por la plaza, permeados por el narcotráfico. Ese es un síntoma de descomposición e ingobernabilidad: un Estado fallido.

En el Centro de Control de Confianza se sigue experimentando. No hay continuidad de programas, seguimiento a los policías que reprueban. En menos de cinco años ya suman tres directores. Primero fue Carlos Flores, quien no cumplió ni tres años para ser remplazado por Martha Torres. Antier fue designado en el cargo Rogelio García Maldonado. El nuevo titular del Centro ha sido director de Gobierno en Toluca, Atlacomulco y últimamente en Otumba.

A propósito de seguridad, Alfredo Castillo es el mexiquense más mencionado en la escena política nacional de las últimas horas. La tarea asignada es un reto mayor. Muchos ya lo llaman el gobernador de facto en Michoacán. La posibilidad para designar procurador de justicia y secretario de seguridad en Michoacán, lo pone por encima de Fausto Vallejo, quien hace poco fue sometido a un trasplante de hígado, pero más recientemente a un trasplante de poderes, muy doloroso.

Castillo tendrá mayores atribuciones que Manuel Mondragón, comisionado nacional de seguridad, y que su exjefe, el Procurador General de la República, Jesús Murillo Karam. El extitular de la Profeco tendrá a su disposición las fuerzas policíacas civiles a su disposición. Vaya manera de arrancar el año, obligado el gobierno por circunstancias políticas a instrumentar un discurso sobre la seguridad del país, cuando la apuesta era el crecimiento económico.