Una andanada fuerte se avecina contra el dirigente estatal del PRI, Raúl Domínguez Rex. Muchas voces anuncian su eminente salida del comité directivo, y otras tantas la celebran. La eventual renuncia de Domínguez Rex ayer corrió como pólvora para anticipar además su incorporación como futuro secretario general de la CTC, la organización obrera de la que su familia fue fundadora y es activo dominante entre sus agremiados. Esa sería la razón.
Un ingrediente salta a la vista, pues hace algunas semanas Raúl Domínguez rindió un informe de labores como una despedida anunciada. En ese mismo objetivo, los secretarios del priísmo local habrían entregado un informe de sus respectivas carteras al líder tricolor para anticipar su dimisión. Se trata de relanzar la fuerza de su organización sindical, en tiempos que el Estado de México domina la escena política nacional y despacha desde Los Pinos.
La CTC nació al amparo del hankismo, y ha renacido de la mano de Eruviel Ávila, colocando a Raúl Domínguez como brazo ejecutor del PRI; Fernando Alberto García Cuevas como delegado de la Sedesol –tío de Raúl-, y Abel Domínguez Azuz –primo del priísta- como alcalde de Zumpango. Se confirma la premisa dinástica de las fuerzas políticas y sindicales que predomina en las élites del Grupo Atlacomulco. Finalmente todo queda en familia.
Aunque la gestión de Domínguez Rex no ha sido la más brillante, le han tocado tiempos de abundancia electoral. En el priísmo mexiquense no existen consideraciones de peso que llamen a la renovación de su dirigencia. Falta mucho trecho para el proceso electoral del año entrante. Y la gran disyuntiva es quién decidirá al futuro líder del PRI local en caso de existir remplazo. ¿La determinación se tomará en Lerdo 300 o vendrá desde Los Pinos?
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Si usted no tiene nada qué hacer en el centro de Toluca a partir de este viernes y hasta el próximo jueves, es mejor evitar la fatiga, y el estado de sitio en que se convertirá el primer cuadro de la capital mexiquense. La visita de Barack Obama ha entrado en la etapa final, y por lo tanto, los operativos de seguridad serán desproporcionados y sin límites. Una vergüenza la que vive Toluca, y la que deberán padecer sus habitantes durante una semana.
No es de sorprender la forma en que las autoridades locales han doblado las manos a los designios de autoridades federales e internacionales para garantizar la seguridad de Obama en Toluca. La gran incógnita es ¿dónde se encuentra la Comisión de Derechos Humanos cuando se le necesita? Es irrefutable la vulnerabilidad y violación a los derechos humanos más elementales, el de tránsito por ejemplo.