César Camacho Quiroz ha comenzado a tomar el control absoluto del PRI nacional. Y en paralelo, empezará por incidir en las decisiones de los comités estatales, aunque en el discurso diga todo lo contrario. El Estado de México merece mención especial, pues aunque no tiene elecciones en puerta, se trata de la tierra natal del Presidente Enrique Peña, y hace casi quince años gobernada por el propio Camacho. El control que se tenga sobre el priísmo mexiquense marcará su relación con el resto de comités locales.
Anote como un agravio, el hecho de que Raúl Domínguez Rex no haya siquiera rebasado los 3 millones de votos que consiguió Eruviel Ávila en 2011 para la causa de Enrique Peña en la elección presidencial del año pasado. Las cuentas otorgadas por Domínguez no fueron las más óptimas, metido además en escándalos como la turbia elección de Neza que al final del camino benefició al perredismo, y que es marcado como foco rojo para la recuperación perredista.
El peñismo tiene enclaves –muy cercanos al ex gobernador Arturo Montiel- que le permiten tener confianza en el rumbo priísta mexiquense. Ahí están los casos de Miguel Sámano en la secretaría de organización, y de Fausto Muciño como presidente de la Comisión de Procesos Internos. Ambos resguardan el partido en la entidad para evitar el desplazamiento absoluto por parte del grupo eruvielista identificado con Domínguez Rex y Jaime Barrera.
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En medio del escándalo que sigue inundando a Wal Mart por la construcción de diversas sucursales a partir de “cañonazos” de sobornos, el gobierno del Estado de México permanece omiso de hacer pronunciamientos. La gestión de Eruviel no se presta siquiera a simulaciones para deslindar responsabilidades que pudieran involucrar a autoridades estatales del momento en que se atribuyen las irregularidades para la cadena estadounidense. Una gran pena.
La principal acusación de la cadena de sobornos pesa sobre la sucursal de Wal Mart edificada en el perímetro cercano a la zona arqueológica de Teotihuacán, durante el sexenio de Arturo Montiel. No obstante, para la gestión de Ávila el caso pasa desapercibido. Mientras la opinión pública nacional e internacional ha lanzado cuestionamientos a la transnacional, para el ex alcalde de Ecatepec, el hecho parece inexistente en su agenda pública. Un muy mal antecedente.
Muy por el contrario, y como ya se ha consignado anteriormente en este espacio, Eruviel Ávila sigue ensimismado en la agenda que marca el Presidente Enrique Peña. El de Ecatepec sigue los pasos del originario de Atlacomulco. Ha perdido la brújula del Estado de México para dar pie a un gobierno “espejo” de las acciones que emprende el peñismo desde Los Pinos. Y los asuntos que aquejan o involucran a los mexiquenses pueden esperar mejor momento.