Anoche la Sala Superior del Tribunal Superior de Justicia de la Nación dio punto final al enfrentamiento entre bloques del panismo mexiquense que se disputaban la dirigencia del PAN en el Estado de México. Los magistrados de la Sala Superior del TEPJF, desecharon por mayoría 5-2, el recurso promovido por Jorge Inzunza en contra de la resolución dictada por la sala regional de este órgano jurisdiccional que había reconocido a Óscar Sánchez como presidente del partido en el estado.
Así, el Tribunal Electoral cortó de tajo un conflicto de casi 15 meses que inició en noviembre del 2012, cuando en una contienda por la presidencia del partido en el estado, Sánchez –identificado con el Grupo Tlalnepantla que encabeza Ulises Ramírez-, se impuso por un solo voto de diferencia a Inzunza -apoyado por los Bravo boys, liderado por Luis Felipe Bravo Mena-. La pugna se prolongó por varios meses sin que el panismo tuviera un liderazgo firme.
La decisión de anoche es inatacable, lo que hace que Sánchez –bajo la influencia de Ulises- ya sea en definitiva el mandamás del panismo mexiquense durante los próximos tres años. Eso incluirá sin menoscabo los comicios intermedios del año entrante, donde se renovarán diputaciones federales, locales y 125 ayuntamientos. Todo un festín para el grupo de Ulises. Incluso alcanzará el tiempo para la época sucesoria no tan lejana de 2017.
Pero el conflicto no quedará ahí. Ahora, los grupos iniciarán una nueva batalla, pero a nivel nacional. Sánchez y Ulises apoyarán la candidatura de Madero para que obtenga la reelección como presidente del CEN panista, mientras que los Bravo boys ya se han alineado con el Tucom –Todos contra Madero- formado por Juan Manuel Oliva, Ernesto Cordero y Vázquez Mota para derrocar al actual dirigente nacional panista. El choque de trenes será inevitable.
El grupo más favorecido con la decisión jurisdiccional es el PRI del Estado de México y el Gobernador Eruviel Ávila. El acomodaticio panista Ulises Ramírez podrá por interpósita persona seguir con la actitud colaboracionista que ha caracterizado su trayectoria política. Para el panismo, si es que algo quedaba, parece haber perdido toda esperanza de cimentarse como una verdadera oposición al gobierno local, y también federal. El panorama es desalentador.
Nadie debe olvidar que en los momentos definitorios de la campaña electoral de 2011, cuando Eruviel decía seguir en la disputa por la candidatura priísta, tuvo el desenfreno de acudir al informe legislativo del entonces senador, Ulises Ramírez, quien soñaba con la candidatura panista para suceder a Enrique Peña. Hoy el pacto político entre ambos puede seguir vigente, uno como mandatario estatal y otro como dirigente estatal de facto del panismo.