Este miércoles, la Comisión de Derechos Humanos de la entidad cumple 20 años. Su comisionado, Marco Antonio Morales Gómez, llega a la rendición de cuentas con las manos vacías y resultados muy magros. El ex consejero electoral ha transcurrido de noche, ha acumulado quejas en su escritorio, y disminuido la agudeza de las recomendaciones. Se logran metas institucionales, pero se ha extraviado la confianza en un órgano que por desgracia ha perdido autonomía. Es un brazo más del gobierno.
Entre gitanos no se leen la mano, y entre ex rectores universitarios tampoco. La relación de amistad y personal entre Marco Morales y Efrén Rojas –secretario general de gobierno- ha viciado por completo la actuación de la Codhem. Ha pasado de ser una institución de certeza a una dependencia colocadora de empleos. La Comisión de Derechos Humanos es muestra clara de subordinación al gobierno estatal. Su fortaleza aterriza y se traduce en hostigamiento hacia determinados ayuntamientos.
Las tareas de la Codhem no es sólo asunto de recursos presupuestales. Tampoco quiere decir que hoy se violen menos derechos que ayer. Simplemente las investigaciones carecen de profundidad, las recomendaciones de argumentación, y las reformas constitucionales a los derechos humanos aprobadas en 2010 sólo son por escrito. Hoy, el informe, será mero testimonio de oratoria del ex consejero electoral.
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El canje de armas avanza por buen camino. En sólo dos días, y cuatro módulos instalados –en los municipios de Toluca, Nezahualcóyotl, Ecatepec y Naucalpan- se han recolectado 200 armas de diversos calibres. Se han entregado desde pistolas hasta granadas de fragmentación. La esperanza de las autoridades es que se puedan recabar sobre todo rifles de asalto AK47 o R15, las cuales están en poder del crimen organizado. No obstante, quien haga entrega de las armas no será sujeto a investigación.
La mayor sorpresa fue el módulo instalado en Nezahualcóyotl. Ayer se agotó el dinero en efectivo del que se disponía para el canje de armas. En caja, las autoridades estatales sumaban 50 mil pesos, sin embargo, en un plazo menor a 48 horas se recolectaron 60 armas. Por cada pistola en buen estado, se entregan mil 200 pesos, lo que propició que las arcas del módulo en Neza se vaciaran. El canje de armas parece ser muy atractivo para uno de los municipios de más alta marginación, y el segundo más poblado.
La medida que pretende disminuir la violencia no es garantía. Sin embargo, la intentona de desarmar a la sociedad parece avanzar en buen ánimo. Lo que se evidencia es que el tráfico de armas tiene niveles insospechados, y que para existir requiere previamente de complicidad policíaca. No importa los niveles de infiltración, porque tal parece que no hay corporación que se salve de estar coludida, de una y otra manera, con el crimen organizado.