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Eruviel en Ayuntamientos.

OFF THE RECORD

A dos años de iniciado su mandato, a Eruviel le pesan dos cosas. La primera que siempre lo estén comparando con su antecesor Enrique Peña –hoy Presidente de México- cuando enfrentaron circunstancias distintas. Y segunda, quizá la más importante, no poder referenciar que los índices de pobreza, violencia, desempleo y demás calamidades políticas y sociales le fueron heredadas, y no se crearon por generación espontánea con él.

En su escritorio han comenzado a delinear el discurso político que llevará a su segundo informe en el mes de septiembre. Respaldará a plenitud el gobierno de Peña, pero marcará distancia, para mostrarse como un gobernador fuerte, sin cortapisas, bajo una sola idea: fue electo por seis años. Acabar con la base de rumores que lo ponen con un pie fuera de la oficina de Lerdo 300. Los silencios a veces dicen más que las palabras.

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En los ayuntamientos poco a poco avalan la reforma política de Eruviel. Deberá pasar el trámite por al menos 63 cabildos para que el gobernador pueda publicar la Ley que permite las candidaturas independientes y la consulta popular. Aunque el asunto no es urgente, sí es prioritario en la agenda del mandatario. Se prevé que en menos de 30 días, las adecuaciones legales hayan sido publicadas en la Gaceta Oficial.

Más allá de la ley secundaria para normar el financiamiento y actividades proselitistas de los candidatos independientes, preocupa a muchos, la eventual desaparición del Instituto Electoral del Estado. Aunque es un elefante blanco para algunos, es la gallina de los huevos de oro para otros. La ruta de que exista un Instituto Nacional de Elecciones, tiene descontentos a muchos, y preocupados a otros más. Todo es incierto.

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Enrique Peña no tomará vacaciones de verano. Atareado por los asuntos pendientes, meterá el acelerador para sacar adelante las reformas hacendaria y energética. El ex gobernador mexiquense descansará hasta diciembre. Ha pasado un año de que ganó las elecciones, y desde entonces, se le vino encima la lucha postelectoral, la transición, la integración del gabinete y el ejercicio del gobierno. Por ahora no hay tiempo para pausas.

Vive el clímax de su gobierno. Peña ha restaurado el régimen presidencial. El Pacto por México ha sustituido al debate legislativo. Se ha impuesto su voluntad con inmensidad en las reformas hoy avaladas. Pero también ha llegado su momento más complicado. Los tiempos se han agotado, e iniciará el inevitable descenso de su popularidad, de su aprobación social, y con ello terminará la luna de miel de la que gozaba con los sectores sociales, incluidos los medios, los empresarios y demás actores.